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¡Bienvenido, Mister Marshall! de Luis García Berlanga


Ficha técnica y sinopsis. Portada del programa de mano.


«Las películas de Berlanga no sólo han marcado la época de oro del cine español, sino que encumbró en ellas los personajes humildes, cotidianos, que luchaban contra la precariedad y la sordidez de su tiempo, y los de la clase superior que no eran sino el reflejo de los anteriores, pero dotados de mayor picardía. De Luis García Berlanga me apasiona todo, aquello con lo que me identifico y también lo que nos separa. No quiero compararme con él, por Dios, pero me siento muy cercano a su sentido del humor, a su afición por Arniches y el sainete en general, a la familia como núcleo dramático, al coro de personajes secundarios que en ocasiones importan más que los protagonistas.»

Pedro Almodóvar.


El director valenciano Luis García Berlanga formó parte de la primera promoción del Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas inaugurado en 1947. Perteneció a la generación de jóvenes directores que rompieron con el cine que se venía rodando en España antes de 1950 caracterizado por ser populista, folclórico, religioso o romántico y que promulgaba unos ideales de una identidad nacional española muy hermética, glorificada y alejada de la realidad. Junto a sus compañeros de generación consiguió que el cine español se abriera a planteamientos renovadores inspirados en las nuevas corrientes del cine europeo que le merecieron el reconocimiento internacional. Intentaron subirse a la ola del neorrealismo italiano que reflejaba más certeramente la realidad con espíritu crítico. Berlanga intentó utilizar esas mismas herramientas, pero enseguida derivó hacía la parodia.


Cartelería internacional de ¡Bienvenido, Mister Marshall!


Tras rodar con Juan Antonio Bardem su primera película, Esa pareja feliz (1951), consiguieron financiación para realizar un segundo proyecto, esta vez dirigido únicamente por Berlanga, pero con guión firmado por ambos con la ayuda del escritor Miguel Miura, autor de la comedia teatral Tres sombreros de copa (1932). El productor sólo les pidió tres condiciones, que se luciera la joven tonadillera Lolita Sevilla, que estuviera ambientada en Andalucía y que fuera una comedia. Al final no se rodó en Andalucía, sino que se ambientaba en un pueblo de Soria llamado Villar del Rio y la película estaba filmada en una localidad de la sierra madrileña llamada Guadix de Sierra. Varios números musicales, que en realidad tampoco añadían mucho a la trama, sirvieron para lucir a la cantante y la comedia se transformó en una sutil crítica de la realidad española. Para Lolita Sevilla la película se convertiría en un gran trampolín debido al éxito de la canción Coplas de las divisas conocida popularmente como Americanos os recibimos con alegría cuya letra es la siguiente:

Los yanquis han venido, olé salero con mi regalo.
Y a las niñas bonitas van a obsequiarlas con aeroplanos.
Con aeroplanos de chorro libre, que corta el aire.
Y también rascacielos bien conservaos en "frigidaire".

Ay, americanos, vienen a España guapos y sanos.
Viva el tronío de ese gran pueblo con poderío.
Ole Virginia y Michigan y viva "Tersas"
Que no está mal, no está mal.

Os recibimos, americanos con alegría.
Ole mi mare, ole mi suegra y ole mi tía.
El plan Marshall nos llega del extranjero pa' nuestro amigo.
Y con tantos parneses me ha echao del pelo Villar Del Río
Traerán divisas pa' quien toree mejor corría
Y medias y camisas pa' las mocitas mas presumías
.

El título de la película hacía referencia a El Plan Marshall (denominado oficialmente European Recovery Program o ERP) que fue el principal plan de los Estados Unidos para la reconstrucción de los países europeos después de la Segunda Guerra Mundial, que a la vez estaba destinado a contener un posible avance del comunismo. La iniciativa recibió el nombre del Secretario de Estado de los Estados Unidos, George Marshall y España, al no participar en la contienda, quedó fuera de los países que percibieron tal ayuda.

¡Bienvenido, Mister Marshall! (1953) sorteó hábilmente la censura haciendo de un relato costumbrista una camuflada sátira que caricaturizaba a los estamentos de la sociedad española sirviéndose del humor y la parodia. Tras la Guerra Civil y su correspondiente posguerra, la España de Franco se sumergió en una crisis socio-económica difícil de superar. El sistema autoritario perpetuó un estancamiento del progreso que sumió a España en una sociedad repleta de carencias.


Reparto coral e icónico de ¡Bienvenido, Mister Marshall!


Para burlar a la censura Berlanga se valió de una fina ironía. No es casual que alcalde del pueblo, un genial Pepe Isbert, fuera sordo, y que el delegado enviado confundiera el nombre del pueblo a cada rato, denotando así, la indiferencia e ineficacia del régimen pese a sus esfuerzos maquilladores. Para mostrar la parálisis de la sociedad se nos enseñaba simbólicamente un reloj que no funcionaba, una fuente que apenas tenía agua y a un pueblo ingenuo que sólo pedía subirse al tren del progreso. Para que la cosa quedara todavía más clara, el director se permitía paralizar el plano mientras la voz en off hacía un recorrido por el pueblo y las gentes del lugar. La historia se nos narraba en forma de cuento de hadas, con la voz en off, burlona e indulgente, del actor Fernando Rey, apelando a los sueños y esperanzas de los campesinos. Esa evocación ensoñadora, mágica, convertía a los americanos en los reyes magos de oriente y se infiltraba tiernamente en el corazón de cada espectador que empatizaba y se identificaba con los vecinos de Villar del Rio. Esta voz en off hacía hincapié en que Villar del Rio era un pueblo de lo más común y que podía tratarse de cualquier otro de la deteriorada España.

Casi 50 años después, Berlanga rodó El sueño de la maestra (2002), cortometraje que en principio formaba parte de ¡Bienvenido, Mister Marshall! y que por sus inocentes sugerencias eróticas fue eliminado. En 2002 la maestra ya no soñaba con estar debajo de una melé de fornidos jugadores de fútbol americano, sino con los distintos artilugios con los que se efectuaba la pena de muerte. El legado de Berlanga se puede comprobar en películas de nacionalidades tan dispares como la uruguaya El baño del Papa (2007) o en las Historias de la edad de oro (Amintiri din epoca de aur, 2009) del rumano Cristian Mingiu, autor de 4 meses, 3 semanas, 2 días (4 luni, 3 saptamini si 2 zile, 2007). El estilo caótico de Berlanga también se puede disfrutar en el director norteamericano Robert Altman, el cual gusta de proceder de similar manera. Dentro del panorama español, Daniel Sánchez Arévalo recuerda a Berlanga en películas como La gran familia española (2013). Entre los clásicos modernos como Pedro Almodóvar, Carlos Saura o Bigas Luna también encontramos los mismos recursos paródicos que ya utilizara Berlanga.


Imágenes del rodaje de ¡Bienvenido, Mister Marshall!


De no ser porque la película fue seleccionada por el Festival de Cine de Cannes en su sección oficial, ¡Bienvenido, Mister Marshall! apenas habría durado tres o cuatro días en taquilla. Tras recibir el Premio Internacional (Película cómica) y una Mención Especial, la película se convirtió en una de las más taquilleras de España y está considerada como una de las mejor situadas en todos los ránkings de nuestra cinematografía.

¡Bienvenido, Mister Marshall! dio inicio a un estilo repleto de historias corales y caóticas que más tarde abundaría en planos secuencia y profusión de la espontaneidad en la que reinaba el caos. Con tono agridulce se empeñó en desmontar los pilares básicos de la sociedad española de su tiempo: la administración, el clero, el ejército y sobretodo la familia, que protagonizaban en su conjunto unas historias que inevitablemente conducían a un gran fracaso colectivo. Contaba Jess Franco en Memorias caóticas de Luís García Berlanga que cuando El Caudillo vio la película exclamó: “Berlanga no es un comunista, es mucho peor que eso: es un mal español”.



JMT


Vídeo introductorio a ¡Bienvenido, Mister Marshall!
por JMT.