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Víctima de Basil Dearden


Ficha técnica y sinopsis. Portada del programa de mano.

«Es una ofensa que un hombre cometa un acto de grosera indecencia con otro hombre, ya sea en público o en privado. Pena de 2 años de prisión.»

Ley de delitos sexuales del Reino Unido (1956).


La represión de las minorías y en especial con el colectivo homosexual ha estado presente desde tiempos lejanos en las civilizaciones de todo el mundo debido a la aproximación religiosa con el cuerpo legislativo y penal de cada una de ellas. En Inglaterra existía ya en 1534 la 'Ley de Buggery', que fue la primera ley en contra de la sodomía en el país y que permitía que los homosexuales fueran ahorcados. No fue hasta 1861 cuando se promulgó la 'Ley de delitos contra las personas', en la que la sodomía continuaba siendo un delito pero ya no se castigaba con pena de muerte sino con multas y penas de prisión. En la década de los años 50 del siglo XX, la 'Ley de delitos sexuales' de 1956 continuaba considerando delito las relaciones homosexuales entre hombres. La difícil y polémica aplicación de esta ley, añadida a la mayor preocupación social por este tema, hizo que el gobierno encargara el conocido como 'Informe Wolfenden' que concluyó en 1957 que el comportamiento homosexual en privado y entre adultos que consintieran no debía seguir siendo un delito y que la homosexualidad no podía ser considerada legítimamente como una enfermedad; además, añadía que la ley no debía intervenir en la vida privada de los ciudadanos o tratar de imponer cualquier tipo de comportamiento, "a menos que hubiera un intento deliberado de la sociedad de convertir en equivalentes por medio de la ley la esfera del delito y la del pecado". No obstante, las recomendaciones de este informe no eran vinculantes y no se hicieron efectivas hasta once años después con la 'Ley de delitos sexuales' de 1967, con la que se consiguió una despenalización parcial de la homosexualidad. Esta ley conseguía un gran triunfo para los derechos civiles, aunque estaba sujeta a una serie de condicionantes todavía restrictivos que permitían que la homosexualidad fuera todavía castigada, aunque en mucha menor medida.


Cartelería internacional de Víctima.


Víctima (Victim, 1961) del director inglés Basil Dearden se gestó al albor del debate de una sociedad cada vez más comprensiva, justamente entre las leyes de delitos sexuales de 1956 y 1967, estando la homosexualidad todavía castigada por la ley con penas de prisión. La película aprovechó el impulso del 'Informe Wolfenden' y ayudó a conseguir un cambio de mentalidad entre los ciudadanos ingleses de su época.

Durante la década de 1960 se sucedieron una serie de acontecimientos sociales y políticos que provocaron un generalizado cambio de actitud que influyó enormemente en el contexto cinematográfico. La industria se veía obligada a recuperar espectadores tras la aparición de la televisión. La capacidad de sorpresa del público, y por lo tanto su atracción, tuvo que ser rescatada por una corriente vanguardista que buscaba ser renovadora. En Francia surgieron los jóvenes de la 'Nouvelle Vague' y en Reino Unido el 'Free Cinema'. Desde finales de los años 50, el cine británico buscaba una reafirmación y actualización. Con la llegada del 'Free Cinema' irrumpieron en escena una serie de realizadores y jóvenes interpretes que respondían en gran medida a los nuevos aires de liberación que subyacían en la sociedad británica. Las historias se inspiraban en lo cotidiano y estaban comprometidas con la realidad social, retratando a las clases bajas y denunciando la hipocresía de las clases media y alta. Los problemas de los obreros se hacían patentes en estas películas. Se acentuó el estilo documentalista y realista alejándose de la artificiosa narrativa que provenía de Hollywood.

A emergentes jóvenes como Tony Richardson, Karel Reisz o Lindsay Anderson se unió, en inquietudes, el veterano Basil Dearden. Formalmente más clásico, Dearden era un director que ya había demostrado interés en tratar temas sociales espinosos. Oportunista o no, tuvo la valentía de ofrecer al público historias controvertidas que mostraban la realidad del momento. La delincuencia juvenil, el racismo o la religión sacaban a la luz lo peor del ciudadano británico medio. Por ejemplo, en Crimen al atardecer (Sapphire, 1959) se mostraba el afloramiento de rechazo racista que sufría una joven mulata de aspecto caucásico al confesarle a la familia de su prometido que por sus venas corría sangre negra; el levantamiento del secreto le servía a Dearden para construir un crudo fresco de las relaciones con los inmigrantes de color. En Vida para Ruth (Life for Ruth, 1962) se contaba la historia de unos testigos de Jehová que perdían a su hija pequeña por no permitir a los médicos hacerle una transfusión de sangre. Son protagonistas de sus películas más jugosas, por lo tanto, las personas que gozan de algún rasgo distintivo y que puedan colisionar con los demás: los marginados, las minorías o los inadaptados. De esta manera, la candente temática homosexual no podía dejar de ser tratada por Dearden. Tras el 'Informe Wolfenden', la polémica sobre si los homosexuales debían o no ser perseguidos y castigados por la ley estaba de plena actualidad. Al respecto se rodaron varios filmes, como los dos que recuperaron para el momento a la figura de Oscar Wilde, autor de obras como El retrato de Dorian Grey (The picture of Dorian Grey, 1890) o La importancia de llamarse Ernesto (The Importance of Being Earnest, 1985). En sendas películas, Los juicios de Oscar Wilde (The trials of Oscar Wilde, 1960) de Ken Hughes y Oscar Wilde (1960) de Gregory Rattof, se mostraban los juicios que tuvo que soportar el escritor al ser denunciado y condenado a prisión por prácticas homosexuales en 1895. Quedaba demostrado que el público estaba ávido de asistir a historias actuales que les removieran por dentro. Pero no fue hasta un año después, en 1961, con el estreno de Víctima, cuando realmente se puso el dedo en la llaga respecto a la polémica ley recién promulgada y que continuaba reprimiendo a los gays.


En 1961 Dirk Bogarde era el actor inglés más famoso del momento. Arriesgó su carrera al interpretar a Melville Farr en Víctima, con la que consiguió una nominación por su interpretación en los premios BAFTA.


La concepción de Víctima tuvo grandes dificultades, siendo la primordial el fichaje de un actor que se atreviera a tratar un tema tan espinoso. Dearden, tras ofrecer el papel a varios actores de renombre y ser rechazado por estos, encontró en el inglés Dirk Bogarde al intérprete idóneo. Desde el principio de su carrera, Dirk Bogarde luchó por alejarse de las convenciones de galán romántico que los estudios querían imponerle. Pugnó toda su carrera por alejarse del encasillamiento para conseguir papeles diferentes y poco ortodoxos. Su estrellato estaba alejado de la pompa habitual llegando a negarse a acudir a estrenos, a salir con actrices famosas y a las exigencias de los estudios para que se casara, ya que resultaba sospechoso y peligroso para su imagen el no hacerlo. Con el consentimiento de interpretar al protagonista homosexual de Víctima, Bogarde vio cumplidos sus deseos e inauguró un nuevo punto en su carrera, haciéndola más valiente y valiosa. Los papeles que en adelante interpretaría fueron más arriesgados y sin miedo a que la identidad sexual de sus personajes afectara a su elección. En este sentido, destacan por encima del resto sus participaciones en El sirviente (The servant, 1963) de Joseph Losey y Muerte en Venecia (Morte a Venezia, 1971) de Luchino Visconti; en la primera de ellas se insinuaba una atracción dependiente entre amo y criado, y en la película italiana interpretaba a un compositor alemán con mala salud que se veía fascinado por la belleza de un adolescente. Con estos papeles consiguió fama y prestigio. Su vida privada estuvo también alejada de los focos, y actualmente se le considera un homosexual que guardó el secreto durante toda su vida. Lo cierto es que vivió durante más de 40 años con su manager, Tony Forwood, con quien se conservan películas caseras de la vida en común de ambos. La valentía de Bogarde al aceptar el papel protagonista en Víctima le convertía en un ser consciente de lo que su venerada figura de estrella mediática podía hacer para ayudar a concienciar y difundir la injusticia con la que eran tratados los gays. No tuvo miedo a que su papel en Víctima le acarreara problemas de imagen o laborales, ya que estaba totalmente convencido de que las nuevas generaciones de cineastas británicos iban a subvertir el temor a tratar los temas más arriesgados y de que el público moderno era más tolerante y curioso que al anterior.

En Víctima, Dirk Bogarde da vida a Melville Farr, un abogado casado y exitoso, que descubre como un antiguo conocido suyo, un joven gay llamado Barrett que en el pasado tuvo una relación con él, ha estado siendo chantajeado. De ahí el título del filme, Víctima, ya que los gays se ven bajo la amenaza de convertirse en víctimas de los chantajistas. Es así como Melville Farr se ve atrapado en el dilema de perseguir o no a los criminales al iniciar una investigación que le obligaría a salir del armario, haciendo de paso saltar por los aires la vida con su esposa y su prometedora carrera. La presión social hacía que los homosexuales fueran carnaza de chantaje. En la película, el personaje de Barrett llega a robar de su trabajo 2.300 libras, lo que hoy vendría a ser algo más de 45.700 euros. Muchos de los afectados no conseguían soportar la presión y acababan quitándose la vida. Además, Dearden se molesta en enseñarnos las reacciones de los personajes secundarios que van desde la aversión hasta la tolerancia. La mayoría, sin embargo, intenta alejarse del problema o ponen buenas caras de frente mientras que a espaldas de los perseguidos pronuncian su repulsa. Algunos, como el camarero del pub, retratan a la perfección la hipocresía de la clase media.

La fotografía en blanco y negro creaba una sensación opresiva y retrataba en tono de cine negro los barrios en construcción, los locales en los que se reunían los gays y las habitaciones en penumbra de sus habitantes. Víctima se trata de una película de género policíaco con la suficiente intriga y suspense como para que el mensaje recalara más fácilmente. En 1919, la película alemana Diferente a los demás (Anders als die Andern), dirigida por Richard Oswald, intentó concienciar al público alemán sobre la tolerancia hacía la homosexualidad utilizando también la fórmula del chantaje como el agente que impulsaba la trama.


Imágenes del rodaje de Víctima.


Víctima es la primera película británica en la que se utiliza la palabra “homosexual”; para ello, tanto Dearden como su productor habitual, Michael Relph, presentaron el guion previamente a los censores ingleses y, a pesar de no objetar nada contra la palabra en cuestión y de que no se mostrara ni una casta aproximación entre dos varones ni insinuación alguna, la película obtuvo la clasificación X, es decir, para mayores de edad. Esto no impidió que la película se convirtiera en un éxito. Por el contrario, cuando se estudió proyectarla en los Estados Unidos, los censores de ultramar exigieron que la palabra “homosexual” se eliminara de la banda sonora, a lo que los responsables de la película se negaron; de este modo, le fue negado el sello de aprobación de la MPAA (organismo de censura estadounidense), por lo que el público americano le dio la espalda.

En 2013, La Reina Isabel II otorgó póstumamente el perdón a Alan Turing, un héroe nacional que con su trabajo descifrando códigos durante la Segunda Guerra Mundial ayudó a derrotar a los nazis y que está considerado como uno de los padres de la informática moderna. Turing fue condenado por indecencia grave tras mantener relaciones con otro hombre en 1952. Más tarde fue castrado químicamente y se suicidó comiendo una manzana con cianuro en 1954, de ahí el logotipo de Apple. Desde entonces la propuesta legislativa llamada 'Ley Alan Turing' busca que se otorgue el mismo indulto póstumo a todos aquellos que sufrieron castigo por su condición sexual, como en el caso del escritor Oscar Wilde y de miles de personas que hoy en día no habrían sido castigados por su orientación sexual.

Basil Dearden no ha pasado a la historia del cine como un gran artista, más bien se le conoce como a un artesano efectivo capaz de crear películas entretenidas; sin embargo, es un ejemplo de lo que posteriormente se vendría en llamar “cine social” y que en las islas británicas tiene su mayor representación en cineastas de la talla de Ken Loach o Mike Leigh. Gracias a Dearden y la valentía mostrada por actores como Dirk Bogarde, el cine gay (y por extensión el resto de siglas del colectivo LGTB) disfruta actualmente de buena salud, teniendo festivales de cine dedicados a fomentarlo y consiguiendo grandes premios dentro de la industria. Tal es el caso de la ganadora en los Oscar en la edición de 2017, Moonlight (2016) del director afroamericano Barry Jenkins.

Sin duda, el camino hasta la normalización ha sido largo y merece la pena recordar a artífices del mismo como Basil Dearden que, con su trabajo, ayudaron a que la identidad sexual de cada individuo sea tratada con respeto e igualdad en nuestros días.



JMT


Vídeo introductorio a Víctima
por JMT.